Cementerio de Totana

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Ampliaciones

Tras su apertura en 1885 el cementerio de Totana experimentó su primera ampliación al concluir la Guerra Civil (1936-39). Durante el periodo bélico el Concejo Municipal mantuvo una preocupación por el cementerio no sólo con la construcción de fosas para atender las necesidades que la mortandad natural reclamaba, sino en previsión «de los peligros que surgirían en caso de epidemia o cualquier otra calamidad pública derivada de las presentes circunstancias de guerra». Igualmente, en abril de 1938 se gestó una primera actuación encaminada a la adquisición de terrenos en la parte SE del cementerio, de cara a una ampliación. De este modo, las autoridades locales aprobaron «adquirir la franja de terreno lindante con el cementerio por la parte de la sala de autopsias, que va hasta el camino vecinal contiguo, cuyas tierras se hallan la mitad en blanco y el resto con almendros de escasa producción». A pesar de esta inquietud no se pudo llevar a término la compra. Fue, al acabar la contienda cuando se realiza la operación y la escritura de dicha ampliación a favor del Ayuntamiento de Totana, el 9 de noviembre de 1939, ante el notario Antonio Callejón Amaro. Se adquirieron entonces dos terrenos contiguos para agregar al perímetro existente, el primero de ellos, propiedad de Soledad Cánovas Martínez, con una extensión de 37 a. y 73 ca.; el segundo, de Andrés Cánovas Martínez, con una extensión de 44 a. y 72 ca. El precio total de la compra ascendió a 2.075 pesetas. Quedaban entonces pendientes los trabajos de cerramiento y construcción de nuevas sepulturas. Para su ejecución el maestro de obras, Bartolomé Martínez Molino, pasaba presupuesto al Ayuntamiento, una obra valorada en 10.000 pesetas para las sepulturas y más de 70.000 para la construcción del muro de cerramiento.

Capilla Cementerio

Un espacio de gran significado en el cementerio de Nuestra Señora del Carmen es el de la capilla. Ha sido restaurada recientemente y ofrece una agradable visión, tanto por la calidez de su decoración como por su sencillez. En ella se venera la imagen de Cristo Crucificado, obra del escultor local Juan José Díaz Ortega, realizada en 1898.

La segunda de las ampliaciones se produjo a principios de la década de 1960, con la agregación de terrenos pertenecientes a la parcela adquirida en 1939 y que, ubicados detrás de la antigua sala de depósito de cadáveres y autopsias, estaban sin uso.

Patio1Patio2

A ambos lados del recinto del camposanto situó Millán Espinosa las dependencias destinadas, por un lado, a casa del enterrador y almacén; por otro, a depósito de cadáveres y sala de autopsias. Entre estas estructuras y el muro se ubicó durante bastantes años, en el patio de la izquierda, la zona destinada a los fallecidos antes de recibir las aguas del bautismo; mientras que, en el patio de la derecha, se daba sepultura a los fallecidos fuera de la fe católica y a los suicidas. Esta última opción estuvo en uso hasta 1957, momento en que se dejó de enterrar en ese espacio.

El tercer ensanche ocurrió tras la adquisición de terrenos en 1971. En ese momento el Ayuntamiento, con el proyecto de ampliación redactado por el arquitecto municipal y con la aprobación del gobernador civil de la provincia y la comisión provincial de servicios técnicos, adquirió 9348,82 m2, por importe de 385.000 pesetas, a los propietarios José Campoy Cuadrado, Juan Morales Tudela, José Antonio Gómez Martínez, Pedro José Martínez Muñoz, Adriana Cánovas Guerao, Alfonso Tejedor García y Antonio Ortiz Hernández.

Lapida

En la zona de ampliación del cementerio del año 1971 se encuentra esta lápida en la que se recoge el homenaje que el pueblo de Totana llevó a cabo en 1981 «en memoria de los muertos en defensa de la libertad 1936 -1945». Además, en las proximidades de esta zona fueron ejecutadas varias personas al acabar la Guerra Civil.

A fin de ejecutar las obras de ampliación, valoradas en 819.720,19 pesetas, el Ayuntamiento aportaba 419.720,19 pesetas, mientras que para el resto se solicitó a la Diputación Provincial un crédito reintegrable, sin intereses.

Este terreno que se extiende desde la parte posterior de la capilla hasta el final del recinto supuso una importante inyección de suelo.

La cuarta y última prolongación se produjo en 1994, con la adquisición de 12.453 m2 a lo largo de toda la franja NO del recinto. En este espacio se han edificado panteones en el sector colindante con el antiguo perímetro, en el de entrada y en parte de la zona del muro lateral izquierdo, habiéndose dedicado una considerable proporción de la misma a la construcción de nichos, un sistema de enterramiento que hasta el año 2000 no se practicaba en Totana, pero que supone acercar a muchos de los usuarios a un servicio más asequible, como también más familiar y cercano para la mentalidad actual.

Aperturas de nuevas sepulturas, construcción de fosa general para pobres de solemnidad y de osario, mantenimiento de viales, jardinería, fachadas y muros, son, entre otros actuaciones que ha sido necesario ir realizando de modos sistemático a fin de mantener el cementerio Nuestra Señora del Carmen en el estado de calidad que le caracteriza. Este recinto se compone en la actualidad de 41.351 m2.

A esta labor han contribuido con especial empeño los concejales del Ayuntamiento de Totana que en los últimos años y en cada una de las legislaturas han asumido este compromiso. Así se ha de reseñara la tarea desempeñada por: Rodolfo García Martínez, Hilario Campos Martínez, Bernardino Cánovas Martínez, José María Parra Baños, Juan José Cánovas Cánovas, José Martínez Andreo y Sergio López Cánovas.



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